24 de junio del 2019
Alguien me envió este bello mensaje
hace unos días.
El título me llamo la atención mucho
porque para mí las mariposas son muy simbólicas ya que lo relaciono con mi
primera etapa de formación en este largo recorrido. Después de leer la
historia, pude ver el mensaje muy claro, directo e intenso en este capítulo de
mi vida donde muchas veces no logro descifrar este laberinto interminable. Es
ahí cuando mi pasado vuelve nuevamente a abrirse paso a zarpadas, o como me
dice mi mente constantemente en inglés, my past has clawed its way out once again, y
me hago las mismas preguntas que me hacía in illo tempore, en
aquel tiempo.
“¿Dios mío, ¿cuál es mi propósito? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué quieres de mí?¿ Por qué yo?¿Por qué ahora? ¿Qué sigue?”
Hay ocasiones en las que las pruebas
que enfrentamos parecen interminables.
Empezamos con mucha fuerza a luchar
contra ellas, a hacerles frente, pero al cabo de un tiempo parece que ya no nos
quedan fuerzas y pedimos a Dios que nos saque de ellas rápidamente.
Lo cierto es que toda prueba tiene su
propósito y tiene un tiempo en el que Dios puede moldearnos. Es como el caso de
la mariposa.
Cuentan que un hombre encontró un
capullo de una mariposa y se lo llevó a casa para poder presenciar el momento
en el que el hermoso ser saliera. Un día vio que había un orificio y entonces
se sentó a observar por varias horas, viendo que la mariposa luchaba por
abrirlo más grande y poder salir.
El hombre vio que forcejeaba duramente
para poder pasar su cuerpo a través del pequeño agujero, hasta que llegó un
momento en el que pareció haber cesado de forcejear, pues aparentemente no
progresaba en su intento.
Entonces el hombre, en su bondad y
creyendo que la mariposa se había atascado, decidió ayudarla y con unas
pequeñas tijeras cortó al lado del agujero para hacerlo más grande y la
mariposa, finalmente pudo salir del capullo.
Sin embargo, al salir la mariposa
tenía el cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas. El hombre
continuó observando, pues esperaba que en cualquier instante las alas fueran a
desdoblarse y crecieran lo suficiente para soportar al cuerpo, el cual se
contraería al reducir lo hinchado que estaba.
Nada de eso sucedió, y la mariposa
solamente podía arrastrarse en círculos con su cuerpecito hinchado y sus alas
dobladas. Nunca pudo llegar a volar.
Lo que el hombre en su bondad y apuro
no entendió fue que la restricción de la apertura del capullo y la lucha
requerida por la mariposa, para salir por el diminuto agujero, era la forma en
la que la naturaleza forzaba al líquido del cuerpo de la mariposa hacia sus
alas, para que estuvieran grandes y fuertes y luego pudiera volar.
La libertad y el volar solamente
podrán llegar luego de la lucha. Al privar a la mariposa de la lucha, también
le fue privada su salud.
Si Dios permitiera progresar en
nuestras vidas, sin obstáculos, nos convertiría en inválidos. No podríamos
crecer y ser tan fuertes como podríamos haberlo sido.
Dios quiere bendecirnos, tiene grandes
planes para nuestras vidas, pero más allá de eso, desea ir moldeándonos,
trabajando en nosotros y nunca nos dará una prueba mayor a la que podamos
soportar.
“Porque yo sé los pensamientos que
tengo acerca de ustedes, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para
darles el fin que esperan.” Jeremías 29:11
Unknown
También está el caso de la rosa que
atravesó el concreto, creció y floreció, a pesar de la fuerza de este. La
mariposa y la rosa son dos ejemplos precisos y bellos de como algo tan frágil
puede imponerse y abrirse paso cuando se lo propone.
“Did you hear about the rose that grew from a crack in the concrete? Proving nature's laws wrong, it learned
to walk without having feet. Funny, it seems to by keeping its dreams; it
learned to breathe fresh air. Long live the rose that grew from concrete when
no one else even cared.”
“we wouldn't ask why a rose that
grew from the concrete for having damaged petals, in turn, we would all
celebrate its tenacity, we would all love its will to reach the sun, well, we
are the roses, this is the concrete and these are my damaged petals, don´t ask
me why, thank God, and ask me how.”
You see you wouldn’t ask why the rose that
grew from the concrete had damaged petals. On the contrary, we would all
celebrate its tenacity. We would all love it’s will to reach the sun. Well, we
are the rose - this is the concrete - and these are my damaged petals.”
¿Has oído de la
rosa que nació de una grieta en el concreto? Comprobando que las leyes de la
naturaleza son falsas, aprendió a caminar sin tener pies.
Parece gracioso,
pero manteniendo vivos sus sueños aprendió a respirar aire fresco. ¡Que viva la
rosa que nació en el concreto cuando a nadie ni siquiera le importaba!
Tupac Shakur
Es verdad que como
dice la historia de la mariposa, en ocasiones las pruebas que enfrentamos
parecen interminables y nos destrozan la mente, el alma, el corazón y el
espíritu, y nos debilitan el cuerpo. A pesar de que parezcamos monos parchados
por tantos golpes que nos da la vida, cada cicatriz que llevamos es una
experiencia vivida y aprendida.
Así lo consideran los
japoneses con el significado de Kinsururoi.
Metafóricamente,
somos una pieza de arte, y las fracturas y heridas que nos provoca el
transcurrir de la vida, en ocasiones también nos destrozan.
Kinsururoi, o Kintsugi, nos habla del momento de la reconstrucción de uno mismo, de cicatrizar un
sinfín de heridas para volver a enfrentarnos al mundo "rotos, pero
enteros."
Esta es una bella
metáfora de la vida, al dar importancia a las cicatrices y volver relevante la
forma en que nos restauramos para nuevamente ponernos de pie y fortalecer nuestro
ser y embellecer nuestra existencia en su totalidad.
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